La hipnosis directa o conductista. Un modelo obsoleto del siglo XX.
¿Qué es la hipnosis directa?
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La ORG de Hipnosis ClínicaHipnólogos empíricos no iatrogénicos.
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Hipnosis directa o conductista. La primera generación.
- 1.1 Hipnosis directa y psicología conductista. La insignia de una época
- 1.2 La crisis de la hipnosis directa o conductista
- 1.3 Noticias de hipnosis
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La hipnosis directa o conductista nace esencialmente en Norte América, bajo el auspicio e ideario del psicólogo estadounidense Clark Leonard Hull (Akron, 1884 – New Haven, 1952), que él mismo definió como un estudio moderno de la hipnosis en la primera década del siglo XX. En 1933 publica su obra principal “Hypnosis and Suggestibility” a los que dedicó más de diez años de investigación y que supuso un estudio riguroso de la hipnosis mediante el uso de un análisis estadístico y experimental. La importancia de Hull en esta etapa de la historia de la hipnosis resulta esencial, ya que sus trabajos corroboraron definitivamente que la hipnosis y el sueño no tenían relación alguna, como era la idea predominante de la época.
Hull se mostró siempre muy beligerante con los hipnólogos contemporáneos, a los que se refería como “chamanes“, y dado que representa una corriente de la psicología claramente conductista, no era partidario de ningún tipo de metodología cognitiva, por lo que el modelo de hipnosis que se deriva de él, se ha caracterizado siempre por una filosofía estrictamente comportamental, que dejó para los anales de la historia de la hipnosis el concepto o expresión de “orden“, y “orden post-hipnótica“, que se siguieron utilizando hasta casi finales del siglo XX. La teoría que caracteriza a Hull es que “los organismos sufren privación. La privación crea necesidades y las necesidades activan pulsiones. El comportamiento está dirigido a metas, y alcanzar metas tiene valor de supervivencia“.
Igualmente Hull creó escuela o método, que no mucho después se conceptualizaría como “directa” (término que pevalece sobre neo-conductista, ya que esta definición se aplicaría de forma más específica a sus teorías de la conducta), y cuya característica más popular, que también dejaría registrada en la historia de la hipnosis, era mirar directamente a los ojos de la persona mientras inducía pesadez de párpados, y que repetía continuadamente hasta conseguir la respuesta esperada, momento que Hull definía como quedar inducido. Este peculiar método fue imitado durante décadas por los ilusionistas de la hipnosis en espectáculos, y la imagen de la mirada fija y penetrante a los ojos, quedó asociada a la hipnosis, debido a su método, durante casi un siglo. Durante el siglo XX no era extraño encontrar carteles relacionados con la hipnosis donde se destacaban los ojos y la mirada penetrante de quien la practicaba. Hull es el origen inspirador de esta forma de presentar la hipnosis.
Los experimentos de Hull evidenciaron y corroboraron la analgesia hipnótica y cómo se podía inducir una severa amnesia post-hipnótica, donde aún se aprecian sesgos de la hipnosis con abreacción de Breuer y Freud, aunque no sólo, puesto que Hull llegó a establecer una similitud entre su “drive” (pulsión) y la libido indiferenciada de Freud (Gondra, 2002), sin embargo, haciendo honor a la estricta verdad histórica, lo cierto es que Hull no sentía vinculación alguna hacia Charcot y la escuela de la “Salpêtrière“, defendiendo ardientemente que la hipnosis no se debía a ningún estado alterado de la consciencia, sino que estaba relacionada con la sugestionabilidad.
Desde su visión estrictamente conductista, se mostró muy interesado en demostrar como la hipnosis podía generar mejoras en algunas habilidades motoras, físicas y sensoriales, mientras rechazaba que la conciencia fuese un fin de la psicología, manteniendo el postulado de que el objeto de toda psicología y de la hipnosis era describir, predecir y controlar la conducta, de donde se desprende la gran influencia que Pavlov tenía en sus ideas, y de quien tomó los principios del condicionamiento, así como la “ley del efecto” de Thorndike. Esta pasión de Hull por una psicología predecible y controladora, se explica desde el aspecto en que era un mecánico convencido que admiraba mucho la maquinaria, y que se vio obligado a abandonar, debido a una poliomielitis que contrajo en su juventud, y que le impidió trabajar en las minas, ya que la formación inicial de Hull era precisamente esa, ingeniero de minas.
El ideario de Hull que ya reflejó en su tesis doctoral sobre el desarrollo de los conceptos en 1920, explica la abstracción
generalizante con la teoría del aprendizaje Thorndike. Para Hull la abstracción conseguida durante la hipnosis, era un proceso de aprendizaje discriminativo y regulado por la ley del efecto (estímulo-respuesta), así como las demás leyes del aprendizaje animal. De su ideario cabe destacar la “hipótesis de continuidad” donde indica que el aprendizaje es continuo y acumulativo, y que cada refuerzo fortalece este aprendizaje, aunque no se manifieste en un principio. El aprendizaje según Hull consistía en fortalecer, dentro de una categoría de hábitos, aquellos que son más débiles, reforzándolos y evitando extinguir los que son más probables. Hull entendía el aprendizaje, como un medio que les sirve a los organismos para adaptarse a sus ambientes con el fin de sobrevivir.
Intentando resumir las teorías de Hull en un párrafo (cosa harto difícil), se podría decir que su concepto básico era el motivacional, que él denominaba “drive” o pulsión, en un sistema cuantitativo que se basaba en la teoría del reforzamiento estímulo-respuesta, y se fundamentaba en la idea de la “reducción del drive” como un mecanismo reforzador, así como en un grupo de “variables interventoras“. En su aplicación a la hipnosis, estas variables interventoras incluían la hipótesis de nulidad, que publicó alrededor de los años 30. Sin embargo, a pesar de la relevancia en la época de sus teorías conductistas que aplicaba por igual en psicología y en hipnosis, injustamente se le cita sólo en la historia de la hipnosis por su aplicación de técnicas de correlación estadística con sus estadísticas de respuesta hipnótica, para determinar correlatos psicométricos en hipnosis. Lo más controvertido de estas estadísticas de respuesta hipnótica, consistía en que los niños entre siete y ocho años de edad eran más fácilmente hipnotizables que en cualquier otra edad de la vida, y que las mujeres en general, eran más sugestionables que los hombres, así como que los adictos a las drogas eran por lo general más sugestionables que los no adictos. También postulaba que las personas con cocientes de inteligencia más altos eran también más susceptibles a la hipnosis que los individuos de inteligencia menor.
El modelo de hipnosis directa de Hull, entra en crisis entre las décadas de los 50 y 60, puesto que sus postulados no eran inequívocos, ni independientes, pero sobre todo no eran empíricos en una buena parte. Sin embargo, no todo el modelo de hipnosis directa deja de utilizarse al mismo tiempo, ni se ha perdido tampoco la totalidad de este modelo. Al contrario de lo que pueda parecer, lo primero en desaparecer de este método fue el sistema de inducción, que las personas poco versadas en hipnosis suelen llamar “método de fijación de la mirada“, en lugar de llamarlo por su nombre real de “hipnosis directa” o neoconductista o método de Hull en su defecto.
Se documenta que raramente en los años ´70 ningún profesional clínico lo utilizaba ya, y era prácticamente exclusivo de los ilusionistas de hipnosis de espectáculo. Sin embargo, lo menos empírico de sus teorías, esto es, las estadísticas de respuesta y profundidad de la hipnosis, siguieron utilizándose hasta bien entrada la década de los ´90, cuando el conocimiento científico resolvió definitivamente que las escalas de susceptibilidad (no sólo sus estadísticas, sino también la escala de susceptibilidad hipnótica de Stanford de Hilgard y Weitzenhoffer) no se ajustaban al empirísmo, y que la sugestionabilidad estaba relacionada con otros factores diferentes, que poco o nada tenían que ver con estas mediciones neoconductistas. Igualmente se estableció de forma definitiva la falacia de la profundidad, quedando establecido el concepto claro de la focalización atencional episódicamente estrechada y disociada para la hipnosis, genuino de la atención humana. Entendido que no se trata de ningún estado de alteración de la consciencia, las mediciones de profundidad carecían de todo sentido. Paralelamente al decaimiento de la hipnosis directa o conductista de Hull, todo el modelo de psicología conductista entró en crisis, acusados de atenerse con muy poco rigor a las reglas que ellos mismos habían creado. Paradójicamente la psicología conductista en general, es acusada de no ser suficientemente conductista, como concluyen Koch, MacCorquodale, Meehl, Muller, Schoenfeld y Verplanck en su famosa obra “Modern Learning Theory” en 1954.
Hull recibió la medalla “Warren” en 1945 de la “Society of Experimental Psychology” y en 1929 se mudó a “Yale” donde permaneció hasta su muerte. Su método de hipnosis directa le sobreviviría 30 años, y sus estadísticas de respuesta hipnótica casi 60. No se conserva casi nada de los postulados de Hull y de la hipnosis directa en la actual hipnosis cognitivo conductual del siglo XXI, excepto posiblemente su obsesión por las medición, que ha permanecido latente en la personalidad de los hipnólogos hasta nuestros días, con la sola diferencia de sustituir las estadísticas y test por aparotología clínica de oxipulsimetría o mapeo cerebral, sin duda algo con lo que Hull habría estado encantado, y la concesión de una supremacía a los reforzamientos. Este punto, es sin duda una herencia inequívoca de Hull, llegándose en la actualidad a afirmaciones que en realidad él nunca se atrevió a hacer, como que cualquier psicoterapia que no cuente al menos con dos tipos de reforzador, no debe ser considerada una terapia. La hipnosis directa o conductista (o en defecto, método de Hull), se encuentra en total desuso actualmente, y ningún hipnólogo clínico actual utiliza esta terminología ni método en el siglo XXI.