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Cada persona comienza a fumar por razones diferentes, generalmente por aprendizaje social durante la adolescencia. Cuando empieza a fumar, los primeros cigarrillos no saben bien, y nos provocan tos como respuesta defensiva, pero la gran cantidad de sustancias adictivas presentes habitúan rápidamente al cerebro. Sucede algo similar con la cerveza, pero en poco tiempo nos habituamos al sabor y temperatura del líquido. Lo mismo sucede con el tabaco respecto a su sabor y olor, creando una habituación gracias a las sustancias presentes que no generan la adicción, lo que nos hace percibir que fumar nos gusta y tranquiliza. De esta forma la industria del tabaco va añadiendo progresivamente sustancias adictivas para evitar que abandone su hábito.

Una vez nos habituamos al tabaco en nuestra vida cotidiana, ritualizamos su consumo, asociándolo a otros sustancias como el café, el alcohol … etc., pero también a nuestro entorno social, como descansos, divertimento social, sexo … etc., creando la distorsión cognitiva de que reduce nuestro estrés y ansiedad. Este aprendizaje refuerza nuestra adicción, y lentamente la dosis de tabaco (cigarrillos al día) va aumentando hasta el límite de tolerancia de cada metabolismo.

En realidad la industria del tabaco ha añadido tantas sustancias adictivas (muchas de ellas cancerígenas) que la cantidad de tabaco puro que contiene una cajetilla es casi irrelevante para su adicción. A lo que realmente se hace adicto no es al tabaco, sino a las sustancias añadidas para este único fin.

La relación que realmente existe entre el estrés y la adicción al tabaco está suficientemente documentada hoy día (Siegfried, Bourdeau, Davis, Luketich & Shriver, 2000). Dentro de este contexto, existen gran cantidad estudios que sugieren que la hipnosis aplicada con terapia cognitivo conductual o hipnosis clínica es un método efectivo para abandonar la adicción al tabaco.

La hipnosis para dejar de fumar funciona sustituyendo el mecanismo mediante el cual se asienta cualquier adicción (mecanismo del placer y recompensa) basado esencialmente en la dopamina y generado en el tálamo, por la reacción contraria que es la histamina, responsable del asco (y también de las alergias) mediante una técnica que se denomina aversión.

Las técnicas de aversión, serán las responsables de asociar el sabor y el olor al tabaco a una percepción de rechazo y desagrado que sustituirá a la percepción de placer y recompensa que existía antes. El cerebro no repite conductas que le provoquen esta percepción, razón por la cual nuestros clientes nunca vuelven a fumar, y aunque siempre existe el riesgo de volver a habituarse (recaídas), si las técnicas aversivas se han instalado correctamente en la consulta, no permitirán que el cerebro vuelva a asociar de nuevo el tabaco al placer y la recompensa.

Sí. Cualquier persona que desee abandonar el tabaco, puede realizar hipnosis para dejar de fumar, incluidas las mujeres embarazadas, o quienes siguen una medicación. El mecanismo de la adicción funciona prácticamente igual en todas las personas, y la terapia de deshabituación es también igual de eficiente para todo el mundo. La única diferencia consiste en la cantidad de terapia necesaria. Naturalmente no es igual un fumador crónico que fuma desde hace más de 10 años que un fumador nobel de 1 ó 2 años. Tampoco es igual un gran fumador que consume más de 1 cajetilla al día, que un fumador social de 5 ó 6 cigarrillos al día. Cada uno de ellos necesita una intensidad diferente de hipnoterapia.

En realidad no. La hipnosis sólo es una herramienta que porta la terapia de deshabituación. La hipnosis puede aplicarse también sin ningún tipo de terapia, en cuyo caso tiene el mismo nombre, o bien con terapia (como normalmente se hace), en cuyo caso se denomina hipnoterapia.

La hipnosis sin terapia alguna no posee riesgos conocidos, ni tampoco muchas aplicaciones, únicamente hacia el estrés y la ansiedad, sin embargo la hipnosis con terapia puede llegar a ser iatrogénica, esto es, peligrosa para la salud mental, dependiendo del tipo de terapia que se aplique en ella. Por ejemplo, la hipnosis regresiva o regresiones es un tipo de hipnosis iatrogénica. En nuestro caso, aplicamos exclusivamente hipnosis clínica, que se encuentra corroborada por la evidencia clínica y el conocimiento científico, por lo que no corre riesgo alguno.

El éxito clínico en hipnoterapia se consigue cuando una persona ha abandonado completamente su adicción al tabaco, o lo que es lo mismo, no fuma ni un solo cigarrillo al día, y tanto su sabor como su olor le proporcionan rechazo. De hecho, es muy fácil distinguir quien ha logrado dejar de fumar con hipnosis, ya que se muestran muy intolerantes con el olor cuando entran en una estancia en la que alguien ha fumado. También se espera a que no presente ninguna recaída en los últimos 6 meses. Esto se logra en el 85% de los casos, y en otro 10% de casos se corrigen las recaídas cuando se produzcan, alcanzando un resultado final del 95%.

La hipnosis es una técnica potente para la mejora de la calidad de vida de una gran variedad de personas, sin embargo, es frecuente que tanto pacientes como terapeutas tengan creencias erróneas que dificultan que la hipnosis clínica se utilice más. El presente trabajo disipa estas creencias erróneas, destaca la eficacia clínica de la hipnosis y la investigación de vanguardia, y argumenta en favor de un uso más extendido de esta técnica terapéutica adjunta.

La hipnosis es una técnica potente en la mejora de la calidad de vida para una amplia variedad de clientes. Aunque esta técnica se ha utilizado en la clínica durante más de cien años (Braid, 1843; Charcot, 1886; Mesmer, 1776), es importante empezar con el terreno común que proporciona una definición. En resumen, la hipnosis se ha definido como una situación o conjunto de procedimientos en los que una persona, designada como el hipnólogo, sugiere a otra persona, designada como el cliente que experimente diversos cambios en una sensación (por ejemplo, alivio del dolor), en una percepción (por ejemplo, alucinación visual), en una cognición (por ejemplo, expectativas) o en el control sobre una conducta motora. En la clínica, el contexto hipnótico se establece generalmente mediante un procedimiento de inducción. Durante las inducciones hipnóticas, el hipnólogo guía a los clientes a través de imágenes relajantes y tranquilizadoras con el objetivo de ayudarles a sentirse más relajados, distraídos de los estímulos aversivos, y más abiertos a las sugestiones terapéuticas.

Es importante señalar que el estar abierto a las sugestiones terapéuticas significa que los clientes puede estar más dispuestos a cooperar con el procedimiento de hipnosis, no que los clientes se vuelven vulnerables de alguna manera. A la fase de inducción le sigue la fase de aplicación, en la que el hipnólogo le da sugestiones al cliente. Estas sugestiones pueden ser referidas a que el cliente experimenta cambios en procesos sensoriales o cognitivos, en la fisiología (por ejemplo, ritmo cardíaco o en la conducta . Por ejemplo, son comunes en la literatura las sugestiones para reducir el dolor o el estrés, y para incrementar la vitalidad y la sensación de eficacia . Las inducciones por relajación no deben considerarse como el único modo de llevar una sesión de hipnosis. Hay mucha variedad de inducciones y todas ellas son exitosas por igual. Por ejemplo, se ha demostrado que una inducción físicamente activa, como pedalear en una bicicleta estática, puede ser eficaz . El modelo de inducción mencionado más arriba debe considerarse como una inducción común que se puede adaptar a una amplia variedad de contextos clínicos incluyendo las sugestiones adecuadas al beneficio del cliente. Por ejemplo, se podría sugerir energía y vitalidad a un cliente deprimido o cansado, apetito a un cliente con repugnancia a la comida o alivio del dolor a un cliente que ha sido operado.

Es frecuente que los clientes tengan miedos y concepciones erróneas sobre la hipnosis basados en lo que han leído o visto en la televisión, en el cine o en espectáculos llevados a cabo con propósitos de entretenimiento. En los medios populares se da una imagen errónea de la hipnosis como un recurso para controlar la mente, como un medio de recuperar recuerdos perdidos e incluso como un inductor de la conducta criminal. Por tanto, desde las perspectivas clínica y ética, antes de la primera sesión con hipnosis es crucial llevar a cabo lo siguiente: educar al paciente sobre lo que es la hipnosis, desmitificar esta técnica, disipar los mitos y hablar sobre aquellos miedos potenciales sobre la hipnosis. Este enfoque es similar al que un clínico utiliza para presentar a los pacientes cualquier intervención médica o psicológica.